Hacerlo en grande.

De los sueños no se vive. Y eso lo saben, lo saben mejor que cualquier futbolista, lo saben mejor que cualquier deportista que quiere alcanzar su mayor logro.

Un empate es un partido perdido, sí. Y lo saben, porque no es que se haya hecho justicia, no. Es la pérdida de dos puntos cruciales, es la rabia de haber jugado una tonelada de veces mejor y haber quedado empate, como si las otras se hubiesen merecido ese empate.
No.

De los sueños no se vive ni por asomo, quizá ayuden a conseguir vivir un poco mejor y ayuden a darlo todo para vivir.

Ayer se metió el gol de la historia, de la historia de España, aunque sólo, muchos, recordarán el de Iniesta, sin quitarle mérito alguno.

Y amigos, amigas, de la historia tampoco se vive. Las comparaciones son odiosas, pero en 2010 la selección masculina ganó el mundial. En 2014, lo perdió con todo el sentido de la palabra.
De la historia tampoco se vive.

¿No queda nada de lo que vivir? Queda mucho, quedan dos partidos de la fase de grupos, quedan goles, quedan maravillas de las Putellas, de las Boquetes, las Sonias, las Ruths... Queda mucho, quedan 46 millones de almas españolas apoyando cuáles gargantas salvajes en un mundial...
Queda más esfuerzo que fuerza, quedan más ganas que poder, queda una reivindicación futbolística en este país, necesaria, muy necesaria.
Y lo saben.

Quedan ellas.
Cambiemos el #soñarengrande por #hacerloengrande.

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