Hidden Forest.

Cabeza-Balón-Fútbol.


Salamanca, 62 años. Nació, ya escrita, la historia del fútbol español.
Todo empezó en su época de entrenador, cuando debutó con el Madrid, donde le echaron y desde esos tiempos, no se acerca la Champions por Cibeles, quizás se arrepientan de haberlo echado.
Dirigió el banquillo del Besiktas y el banquillo gaditano.

Pero el gran mérito de la historia del fútbol le llega, cuando da a conocer que se convierte en seleccionador de la ROJA, de la que se esperaba todo, con Aragonés, recién ganado la Euro2008. Recibió críticas, le trataron de mal sustituto, le trataron de todo menos de lo que sería.

Llegó 2009, y en la Copa Confederaciones fueron eliminados en las semifinales por EE.UU, se ganó la final de consolación, pero le siguieron las críticas.
Nadie sabía lo que estaba por llegar, excepto él.

2010, Mundial de fútbol. Titulares al más estilo: “Pasaremos de cuartos” “esta es la nuestra” “Del Bosque confiamos en ti”. Y los míticos anuncios de descuentos si pasábamos de cuartos.
Mientras este señor reía por dentro, cuando imponía valentía para enfrentarse este reto por fuera. Todo eran preguntas del 11 inicial, de cómo se podría pasar de cuartos, cómo llegar a la final… Él lo sabía, pero siempre respondía con un “este equipo puede, y se intentará”.
Fase de grupos, primer partido, Suiza. Minuto 50 de partido, Piqué sangrando y un desconocido tal como, Gelson aprovecha la oportunidad de su vida y mete un gol, que pone a la Roja en la cuerda floja. A Del Bosque solo se le ocurre decir que “No ha sido nuestro día”, sigue sabiendo que ocurrirá.
Segundo partido, Honduras, se gana por 2-0, con  ambos del mismísimo y grandísimo Guaje. Se limita a decir “había que ganar y ahora hay que hacerlo con Chile.”
Tercer y último partido de fase de grupo, Del Bosque da la charla y Villa e Iniesta hacen lo que deben, 1-2 ante Chile. Sigue con su intención de convencer de su valor y su miedo a la vez, “esta victoria nos dará mayor seguridad”. Ya había visto el partido de cuartos, sabría lo que ocurriría, Portugal, el terror de los españoles, con un Cristiano desaparecido, Villa “again” nos hace pasar de cuartos, Del Bosque tranquilo recita un “Queremos hacer historia”, donde esconde un “sé que vamos a hace historia”. Llega la semifinal más esperada del momento, la final del Europeo de 2008, lo soñado por todos, la vida de muchos iba en esto. Entonces una simple cabeza pasa por encima de todos arrasando cual obús, y nos deja soñar otra noche más y con un “felicito a los jugadores, extraordinarios.”  
Todos rendido ante él, llega la final, lo más deseado, lo más temido y lo más europeo mundialmente. Ya sabido por Del Bosque, antes de empezar el partido, solo les dice a sus queridos jugadores “cabeza, no ser bordes, no ser tímidos, con valentía, salid con esas caras de buena gente”, alguien que dice eso, ¿no sabrá ya que el más bajito, en el que se fijaron todos, incluso él, cuando era un crío, el de Albacete, nos iba a dejar en lo más alto del planeta? ¿Alguien que gana por primera vez en su vida, y en la historia del fútbol español, se queda como si no hubiera pasado nada, y les da el propio mérito a otros, no sabría ya lo que había ocurrido?

Y habido ganado esto, ¿quién iba a pedir más? Una Eurocopa y un Mundial, consecutivamente. Pues los jugadores, los españoles, y… él. Esta vez, no se estaba seguro de eso, todos sentíamos ese “¡UY! Podemos perder”. Esa inseguridad, que nos provocaba el haber ganado ya dos títulos seguidos.
Y, ahí estaba él. Estaba detrás de cada español inseguro, detrás de la convocatoria a Torres, y la confianza en él, detrás del “no” de Villa, detrás del gol de Fábregas en el último minuto frente a Italia, detrás de las reivindicaciones de Torres, detrás del gol de Navas que nos hacía pasar a cuartos. Detrás del doblete de Xabi Alonso frente una Francia temida, detrás del estiloso y valiente penalti de Ramos y el último de Cesc, frente a una “injusta Portugal”.
Y por último estaba, detrás del cabezazo del hombre de 1’60m, detrás de la picardía de la carrera de casi los 120 metros del campo a la velocidad del rayo, la revelación del campeonato, detrás del gol de Torres y por supuesto detrás, de la oportunidad que tenía Torres de convertirse en goleador del Europeo, pero que le dejó el gol a una persona a la que le debe mucho en este mundo, el gol de Mata. Ahí estaba el señor Vicente Del Bosque, detrás de cada una de todas estas jugadas.

Él, que ha sabido llevarnos a lo más alto. Él, que cuando hay que comerse el MUNDO, lo hace sin pestañear, y con mucha, mucha calma. Él que confió en los menos esperados, y les saco el mayor de los provechos y callando bocas, sin querer y sin ofender a nadie. Él que se prometió ganar lo imposible, y lo ha conseguido. Él que acaba una rueda de prensa sin haber dicho nada sin sentido. Él que nos dio el deber de soñar.
A él, que le dieron el balón de oro, se lo dieron al “fútbol español” y nunca se habría dicho mejor, si hay alguien que puede presumir de este título es él. 

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